En el competitivo mundo de UFC, las críticas y controversias son moneda corriente, y recientemente Ilia Topuria (15-0) ha sido objeto de atención por supuestas demoras en la defensa de su título de peso pluma. Voces destacadas como la de Alexander Volkanovski (26-3), campeón activo de la misma categoría, han expresado su descontento insinuando que el español ha evitado enfrentamientos.
«Hazte el malo, pero no lo hagas diciendo que no vas a pelear con nadie. Eso deja un mal sabor de boca en los aficionados. Lo que está haciendo no gusta a la UFC, lo garantizo. Topuria dice que no quiere pelear con nadie más que con Conor McGregor. Vamos amigo, quédate en tu carril. Ni los aficionados, ni tus rivales ni la UFC estarán contentos con eso. Creo que la forma en la que está jugando ahora podría hacerse de una manera diferente», remarcó el luchador australiano.
Sin embargo, estas acusaciones parecen carecer de fundamentos sólidos. Topuria, desde que se coronó campeón, ha seguido los protocolos y tiempos establecidos por la UFC para las defensas de título. Esto incluye un proceso riguroso de planificación y negociaciones que involucran tanto a los promotores como a los posibles retadores.
Es importante recordar que ser campeón de UFC no solo implica habilidades dentro del octágono, sino también compromisos contractuales y estratégicos fuera de él. Los tiempos entre peleas pueden variar significativamente según factores como lesiones, acuerdos contractuales y la disponibilidad de contendientes adecuados y clasificados.
En el caso de Topuria, su récord impecable de 15 victorias consecutivas subraya su habilidad y dominio en la división de peso pluma. Esto refuerza su posición como un competidor formidable y digno de respeto dentro de la organización.
Es probable que las críticas hacia Ilia Topuria reflejen más la impaciencia de otros peleadores y fanáticos por ver acción en el octágono, que una negligencia real por parte del campeón. Como es costumbre en la UFC, los tiempos y las oportunidades de pelea se ajustan conforme a un calendario cuidadosamente gestionado que busca equilibrar la demanda de espectáculo con la organización precisa de eventos deportivos de alto nivel.