Paddy Pimblett no solo genera titulares por su carisma: también por la seguridad absoluta con la que proyecta su futuro. En abril, el peleador británico lanzó una frase que en aquel momento sonó audaz, casi temeraria: “2026, muchacho, quiero ese cinturón alrededor de mi cintura. Quienquiera que la UFC me envíe un contrato con él será mi próxima pelea”. Hoy, esa declaración empieza a tomar un tono profético.
El ascenso de Pimblett se aceleró con victorias contundentes y un estilo que combina agresividad, confianza y una conexión especial con el público. Pero su camino hacia la cima tendrá una prueba máxima en enero, cuando se enfrente a Justin Gaethje por el título interino de peso ligero en UFC 324. El choque no solo promete ser explosivo por el estilo de ambos, sino que también podría convertirse en el punto de quiebre de la carrera de “The Baddy”.
Si vence a Gaethje, Pimblett quedará a un paso del objetivo que mencionó con tanta convicción: discutir el cinturón indiscutido antes de 2026. Y si algo ha demostrado hasta ahora es que, para él, la línea entre provocación y predicción suele desdibujarse peligrosamente.

