La boxeadora keniata se ha clasificado para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, pero detrás de esa alegría se esconde una dura historia de superación.
Acaba de conseguir algo impensable, pero Christine Ongare no sonríe en la foto. Puede que por agotamiento y cansancio. O porque detrás de esa victoria se esconde una dura historia de superación. La de una joven que tuvo que madurar por obligación, cuando tan solo era una niña. Utilizó el deporte como vía de escape, y acabó convirtiéndose en una parte fundamental de su vida. Primero el fútbol. Después, el boxeo. Este fue el deporte que más le llenó y en el que mostró su mejor versión. Sobre el ring comenzó a impresionar a todos, hasta convertirse en una de las mejores boxeadoras de su país. Ahora, se prepara para los Juegos Olímpicos de Tokio, donde acaba de clasificarse.
El sueño de los JJOO de Tokio
Lo que era un sueño prácticamente incalcanzable para Ongare, es ahora una realidad. La boxeadora estará en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 representando a su país en boxeo. La natural de Kenia se muestra feliz de cara a los medios al poder alcanzar un objetivo tan complicado y accesible a tan solo unos pocos privilegiados, pero tiene una historia difícil a sus espaldas, de la que ni siquiera quiere hablar. A los 12 años se quedó embarazada, y necesitó la ayuda de su madre para criar a su bebé, de quien más adelante tendría que alejarse para seguir persiguiendo un sueño. Fue complicado. Pero ahora sabe que valió la pena: «He tenido una vida difícil, muy complicada. No me gusta realmente hablar de ello. Quedé embarazada a los 12 años. Mi madre fue quien realmente crió a mi bebé. Era una niña y fue la presión social, el intentar algo y eso te arruina». Son sus declaraciones a Olympic Channel.
“El boxeo es todo lo que tengo”
Christine Ongare ha logrado clasificarse para Tokio después de batir a la boxeadora de Uganda Catherine Nanziri en la categoría de 51 kg: «El boxeo es todo lo que tengo. Se dice que cuando caes, tienes que levantarte de nuevo. Así es como me levanté y conocí grandes entrenadores, me motivaron para llegar hasta donde estoy». Ahora, Ongare está en la élite del panorama internacional del boxeo en su categoría. Y acaba de conseguir un sueño por el que tanto tiempo lleva peleando: clasificarse para los JJOO de Tokio, después de superar todas las adversidades que le surgieron en el camino.