Max Holloway, reconocido por su franqueza y humildad, no duda en admitir cuando ha sido superado por un golpe efectivo en el octágono. Al recordar su enfrentamiento con Justin Gaethje, Holloway no solo elogia la potencia del golpe recibido, sino que también cuestiona por qué no se consideró como un derribo.
El impacto del golpe fue tan contundente que dejó a Holloway momentáneamente desorientado, recordando solo flashes del momento en que fue alcanzado. El respeto de Holloway por la habilidad de Gaethje para conectar un golpe tan efectivo es evidente en su descripción del evento, reconociendo la fuerza y la precisión detrás del golpe recibido.
La sorpresa de Holloway proviene del hecho de que, a pesar de haber sido golpeado con tal fuerza, no se le atribuyó como un derribo oficial. Este detalle lo desconcierta, ya que, desde su perspectiva, la contundencia del golpe debería haber sido suficiente para calificarlo como un derribo en los registros oficiales del combate.
La declaración de Holloway revela su compromiso con la honestidad y la transparencia en su análisis de sus propias peleas, así como su respeto por el deporte y sus reglas. Al cuestionar la decisión de no contar el golpe como un derribo, Holloway muestra su deseo de que el deporte sea justo y preciso en la evaluación de los eventos dentro del octágono.
En última instancia, la observación de Holloway agrega una capa más de intriga y debate a su enfrentamiento con Gaethje, ofreciendo a los fanáticos una visión interna de la acción desde la perspectiva de uno de los competidores más respetados en el deporte de las artes marciales mixtas.